lunes, 10 de noviembre de 2008

Saura dice:

La relación con una mujer tiene un principio y un fin. Desgraciadamente o por suerte es así. Yo he sido siempre monógamo. Si una mujer me gusta me dejo transformar por ella, me he dejado cambiar con gran satisfacción de forma de vivir. He pasado de una educación religiosa, en que la mujer era virgen e inaccesible, no era corpórea, no se la podía tocar: tenía un misterio en su cuerpo que ocultaba. He pasado de eso a la vida actual y, pese a que queda mucho remanente de aquello, hoy la mujer está cada vez más próxima a una relación de compañero. El cambio ha sido tan vertiginoso que yo no sé dónde me he quedado. Guardo reminiscencias de la mujer entendida como algo completamente diferente al hombre, que está ahí arriba. Y luego resulta que está ahí a tu lado. Yo me muevo en esa contradicción.

Carlos Saura. Director de Cine.

en clubcultura.com

1 comentarios:

Kalo dijo...

Yo también. Es un misterio tan atractivo como la oscuridad, mezcla de lo peligroso y lo hermoso.
Tiene mucha razón por lo demás con eso de que de pronto pasa a estar desde arriba hacia el lado. Una mujer muy mujer me dijo que nosotros, para ellas, somos lo mismo; por más que digan que somos máquinas de sexo y comida, saben que no es así. Para ellas sería algo así como pasar desde abajo hacia el lado, jajajaja.
Cuántas veces nos dijeron: el hombre y la mujer fueron creados para estar juntos! Y les giles todavía compitiendo, como si une fuera mejor que otre...