Fargo: inteligencia Coen.

Mi última película favorita es Fargo. Me quedé con una sensación gratificante al ver esta comedia negra-suspenso (que mal encaja en los géneros), que no necesariamente se opone a mi estupor a los hechos de violencia sistemáticamente mostrados. Es, digamos, un relato atrapante, bello y armónicamente corroído.

La inteligencia absoluta de los hermanos Coen queda en evidencia al presentarnos un guión que elabora una historia sin adornos y con rivetes de humanismo, esperanza, humor y al mismo tiempo, como una orquesta, reflexión sobre la decadencia del mundo moderno; que comienza se desarrolla y culmina a modo de una gran novela. No se trata de un relato ensimismado, sino que a diferencia de muchas otras películas que se atestan de subtramas o subsubpuntos de interés, esta historia los selecciona con maestría, los define, los abarca desde un todo superior y evita en la disgreción de los personajes, tentadora propuesta del cine actual. No, Fargo es un conjunto, es un complejo. Un arma de revelación humana. Jerry elabora titubeantemente el secuestro de su esposa para quedarse con una parte del dinero de su rescate: este el comienzo de todo. En el trayecto, una policía que vive la etapa final de su embarazo deja su hogar y enfrenta la brutalidad criminal de forma bondadosa, transparente, y ágil. Y hay descontrol, al momento en que esta situación aberrante se somete a una dosis de malos entendidos y actos irracionales de violencia. Siempre, en este mundo Coen tal como un acto humanista esperanzador, los implicados en el caso tendrán rostro y actuarán cometiendo errores o acertando medio a medio. Como en la vida. Los daños estarán en escena; vemos muertos, testigos, implicados directa o indirectamente hablando por sí mismos. Continuando con sus vidas. Recordemos que esta esta película se basa en una historia real. Aunque no lo sea, la ficción es lo suficientemente verosímil, directa y agresiva como para sentirla cercana.

Este comentario está extraído de la web Fila Siete. Ninguna maravilla, pero lo quize poner aquí porque se refiere de forma directa a dos elementos destacables de la película: el uso del cliché y la esperanza, trasplantada a la imagen. Incluso así, esos solas características bastan para motivar. Al menos a mí me motiva.
Fargo, entonces, es absolutamente recomendable

Fargo.
de Victoriano Rubio

Más vale partir de clichés que llegar a ellos. Ésta era una de las máximas que Alfred Hitchcock siempre contemplaba a la hora de elaborar un guión. Y parece ser que los hermanos Coen, partiendo de unos clichés definidos (el bueno con problemas hace un trato con unos asesinos tontos para conseguir dinero de una manera muy rastrera), consiguen el mérito de hacer de Fargo una historia tan verosímil que atrapa desde el minuto uno de película. Muy al estilo de los Coen, el film deambula entre lo cómico y lo trágico, lo sensible y lo grotesco, entre lo real y lo esperpéntico. Comienza el espectador identificándose con un personaje (Jerry Lundegaard) que acabará siendo el antagonista del personaje principal (Marge Gunderson). Un giro que no resulta forzado, pues el espectador decide no seguir identificándose con un personaje que ha perdido su simpatía. Una realización técnica impecable, una fotografía del archipremiado Roger Deakins (Cadena perpetua, Pena de muerte, Una mente maravillosa), y unos actores sobresalientes que encarnan a unos personajes extraños, pero sólidamente creíbles. Ése es el punto fuerte de la cinta: Frances McDormand, Oscar a la mejor actriz; William H. Macy, nominado al mejor actor secundario; y Steve Buscemi, ganador de varios galardones en Europa. Fargo es, por tanto, un retrato de la más corrompida sociedad americana, de la que sólo se salva el matrimonio de Marge y Norm. Ella, simple pero lista y aguerrida, él, lelo pero con gran corazón, son los que insuflan la humanidad a un relato que, sin ellos, hubiese sido terriblemente desesperanzador.

FARGO
Año: 1996. País: Estados Unidos. Director: Joel Coen. Guión: Joel y Ethan Coen. Reparto: Frances Mcdormand, William H. Macy, Steve Buscemi, Harve Presnell, Peter Stormare, John Carroll Lynch, Kristin Rudrud, Tony Denman. Duración: 90 min.